Aunque es cierto que trato de abordar el tiempo en pequeños compartimentos estancos, y que estos días, de forma especial procuro no visualizarme más allá de mañana, admito que hoy amanecí con un pensamiento.
21 días.
Si las cuentas no fallan (un día arriba-abajo), nos quedan 21 días de cuarentena. ¡Y quizá podemos enfocarlo como una oportunidad!
Os cuento… Como sabéis todos los juegos tienen reglas que hay que seguir. Conocer estas reglas es clave para tener la opción de ganar o participar con divertimento. Y lo mismo pasa realmente con los hábitos. Iniciar un cambio parece complicado, pero esto es sólo al principio porque se produce una resistencia frente a nuestro estado en la zona de confort. No obstante con el paso de los días, podemos ver que el proceso se va volviendo cada más fácil e incluso divertido.
¿Por qué 21 días?
Esta teoría viene de lejos.
En el año 1887, William James, padre de la psicología científica, escribió en un artículo que son necesarios 21 días para la formación de un nuevo hábito. Ese dato se ha convertido prácticamente en una verdad incuestionable. Aunque otros estudios científicos dicen que el tiempo puede variar según la persona siguiendo eso sí, el método de repetición.
Por otra parte existen otras razones para confirmar la teoría de los 21 días:
En los años 60, el cirujano Maxwell Matz descubrió que sus pacientes tardaban 21 días en acostumbrarse a su nuevo aspecto o en dejar de sentir un “miembro fantasma” (amputado).
Veintiún días también es el tiempo que tardan las células madre en diferenciarse en nuevas neuronas en el cerebro (¡curioso!) y nuestro biorritmo emocional dura 21 días según estudios de cronobiología.
¿Tres semanas serían entonces suficientes para adquirir un nuevo hábito? En muchos casos parece ser que sí. Sí, de verdad lo deseas, si lo que quieres convertir en una rutina es algo que está conectado con algo importante en tu vida, algo que te motive.
El descubrimiento de que el cerebro está en constante proceso de cambio (a todos nos suena ya el término “plasticidad cerebral”), incluso durante la vejez, ha abierto muchísimas posibilidades para confiar en nuestra constante capacidad de cambio y adaptación. La repetición es la estrategia para lograr convertir una acción en una rutina. Así de “sencillo”. Si centramos nuestra atención, si ejercitamos a diario el cambio que queremos conseguir, acabaremos grabándolo en nuestro cerebro.
Y aunque los 21 días sean solo una estimación de adaptación a un cambio, lo que sí podemos hacer es usar esos 21 días como parámetro para re-evaluarnos y ver si estamos listos para incorporar un nuevo hábito o necesitamos más tiempo.
¿Preparados? ¿Listos?
Comienza la cuenta atrás… ¡O adelante!
¿Qué hábito aprovecharás para integrar en tu vida durante estos 21 días?
¿Unos minutos diarios para la meditación y la respiración consciente?
¿Reparar en aspectos sencillos de cada día que antes dábamos por sentado?
¿Tomar conciencia del contenido y la manera de elaborar los alimentos? ¿Cómo nos nutrimos y nutrimos a otros?
…
La lista podría ser larga, pero no hace falta que tratemos de hacer malabarismos con un montón de bolas en el aire, ¡o sí!… Escoge una, o varias, ¡tú eliges!. Lo cierto es que algunas de ellas siempre encajan en el juego.
Para eso de los hábitos de alimentación… Ahí va un regalito para empezar a hacer rodar la rueda…
Y ahora…¡A disfrutar!
INGREDIENTES PARA 4 PERSONAS
La receta del pan de zanahoria ya la tenéis disponible aquí
¡Vamos ahora al contenido!
- 200 g de queso
- 100 g de leche (la que queráis)
- 1 limón
- 400 g de tofu (yo tenía uno con frutos secos pero bien vale otro al natural)
- 1 cebolla
- 1 diente de ajo
- 1 C de AOVE
- un manojo de cilantro
- 2 tomates
- 1/2 pimiento
- 1/4 col blanca
- 1/4 col lombarda
- Sal y pimienta
- Cúrcuma
- Semillas de lino o sésamo
Desmenuzar el queso y mezclarlo con la leche. Exprimir el limón y añadir. Salpimentar al gusto.
Picar el tofu en trozos muy pequeños. Pelar la cebolla y el ajo y picarlos. Sofreir en aceite y añadir la cúrcuma y el tofu. Rehogar todo unos minutos.
Picar el cilantro e incorporar. Cortar los tomates en daditos y el pimiento en trocitos pequeños y añadir al tofu. Cocinar unos minutos más.
Cortar las coles en tiras muy finas.
Untar los panecillos con la crema de queso y cubrir con el preparado de tofu con unas tiras de col por encima.
Espolvorear unas semillas de lino o sésamo.
¡¡Qué ruede la bola!!
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