Hace apenas una semana el Parlamento europeo aprobó una ley que pasó casi desapercibida.
La Ley de restauración de la Naturaleza.
Hay tanto ruido en todas partes que me da la impresión de que no escuchamos lo verdaderamente importante.
El cambio climático y la acción del hombre sobre su aceleración es ya tan evidente que quien sigue negando este hecho cae en el esperpento. Un esperpento por otra parte que no hace ninguna gracia.
No se trata de si hace más calor o no. ¡Que hace y mucho! De si puedes o no tener aire acondicionado en casa sin importar el consumo de energía (algunos estudios apuntan a que los sistemas de aire acondicionado son responsables del 20% del total de emisiones de carbono globales). De si yo subo las ventanillas de mi coche eléctrico que tiene aire acondicionado y ya cumplo con el medio ambiente, eso sí que no me molesten los del carril bici. De si seguimos construyendo como locos con modelos de desarrollo insostenibles, sin orden ni concierto, sin «refugios climáticos»… que yo cierro luego las puertas de mi casa y cada uno que se apañe en esta jungla de ladrillos y cemento. De si hacemos uso del agua como si fuera inagotable. Que ya llegará el agua, ¡que no hay! De si hay que protegerse más o no (¡que sí o sí!) del sol que quema…
Disculpad este cuadro de foto veraniega de la costa que miro con perplejidad y una mezcla de frustración y tristeza. ¿Qué nos pasa? ¿Cómo nos atrevemos a intervenir con este descuido burdo y torpe tan alegremente en el paisaje, en el territorio? ¡Sos!
Lo cierto es que más allá de la vida que quema en el asfalto, y entra en el supermercado convencida de que allí está todo lo que necesitamos casi por obra de magia, hay otras muchas consecuencias más o menos directas que suponen grandes desafíos para la humanidad debido a esta cuestión.
Necesitamos trabajar juntos por el bien común. ¿Es tan difícil entender que solo este es el camino con sentidiño?
Dejar un poco en segundo plano a ese yo, yo, yo y dejar paso al nosotros, nosotros, nosotros…
Uno de los efectos directos de este fenómeno que conocemos como cambio climático, es su influencia negativa en terrenos que en algún momento han sido aptos para el cultivo alimentos básicos. Los fenómenos meteorológicos extremos, ya sean sequías prolongadas, incendios o su contrario grandes precipitaciones, granizadas, inundaciones…, seguirán afectando a gran cantidad de cultivos. ¿Y qué sucede si no hay suficiente producción de alimento imprescindible para la vida? ¿O si casi toda se centraliza (nos olvidamos de la autonomía alimentaria) en lugares que de pronto se enfrentan con situaciones anómalas no previstas, como la guerra de Ucrania que aún continúa? La respuesta la tenemos ya. Hemos sido testigos de la presión que esto ha ejercido en el precio del grano y la posibilidad o imposibilidad de miles de personas de obtenerlo para sobrevivir. La situación, queremos o no mirarla de frente, no tiene visos de mejorar. ¿Quién te dice que mañana no serás tú? Y aún si no fuera sí, ¿cómo pretender que esta realidad no empuje a millones de personas en busca de la seguridad alimentaria con todo lo que implica?
Y yo que estaba en la playa tan feliz… ¡No me marees!
No se trata de marear, se trata de despertar. Mejor hacerlo con algo de tiempo que no que el tiempo se nos eche encima, ¿no te parece?
Pero, volvamos al suelo y a la Ley de la restauración de la Naturaleza.
“La mejor forma de hacer frente a las olas de calor y evitar sus graves consecuencias es proteger y conservar el mayor climatizador que existe en el planeta. La naturaleza: los bosques, los océanos, los hielos. Si seguimos descuidando su mantenimiento y menospreciando todos los servicios que nos presta, el clima seguirá recalentándose y sus impactos serán cada vez más graves para la economía, la seguridad y la salud de todos”.
¿Cuál es entonces el objetivo de esta Ley y qué contexto lleva a su promoción?
“De manera concreta, su fin el último es restaurar ecosistemas cruciales para combatir el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, y reducir los riesgos para la seguridad alimentaria.”
“La propuesta que subyace en el contenido de la ley es la de “vivir y producir en armonía con la naturaleza, recuperando más biodiversidad en todas partes, incluso en las zonas en las que se desarrolla la actividad económica, como los bosques gestionados, las tierras agrícolas y las ciudades”.
“Y con estos espacios, todas las especies silvestres que los habitan y que nos prestan servicios ecosistémicos tan imprescindibles como la depuración del aire, la polinización, la absorción de carbono o el acceso al agua potable y al resto de recursos naturales de los que dependemos. Por todo ello, antes que como una normativa medioambiental, la ley de restauración de la naturaleza debe ser entendida como una ley de seguridad alimentaria, de salud pública y de bienestar. Una ley de desarrollo económico y social, y uno de los mayores legados que podemos dejar a las futuras generaciones.”
Parece lógico que un fin de estas características debería estar por encima de ideologías políticas, ¿no es cierto?
Y sin embargo…
“El pleno de la Eurocámara ha rechazado el veto del Partido Popular Europeo a esta norma, un texto que ha contado con el respaldo de socialistas, liberales, verdes, izquierda y de algunos eurodiputados populares que apoyaban el texto a pesar del rechazo frontal que ha manifestado el grupo en los últimos meses. Tras esta votación inicial, que suponía el primer escollo para el texto y que ha cosechado una gran ovación entre los partidarios de la legislación, los eurodiputados deberán votar las centenares de enmiendas que perfilarán el texto final.”
No hace falta añadir nada…
“Entre los objetivos que propone la ley destacan estos:
- Reversión de la disminución de los polinizadores de aquí a 2030 y aumento de sus poblaciones a partir de ese año.
- Mantenimiento de los espacios verdes urbanos hasta 2030 y aumento del 5% en 2050, garantizando una superficie de arbolado del 10% en todas las ciudades.
- Eliminación de las barreras fluviales (que no presas) para que al menos 25.000 km de ríos europeos pasen a ser de caudal libre en 2030.
- Restauración preferente de los hábitats marinos, como las praderas de posidonia y los fondos sedimentarios.
- Reducción a la mitad del uso de plaguicidas químicos de aquí a 2030 y su prohibición en lugares sensibles como zonas verdes urbanas, incluidos los parques o jardines públicos, parques infantiles, escuelas, áreas recreativas, caminos públicos y espacios naturales de especial interés para los polinizadores.”
Sobre el contexto:
“Más del 80% de los hábitats europeos están en mal estado. La Comisión propuso el 22 de junio de 2022 un reglamento sobre restauración de la naturaleza para contribuir a la recuperación a largo plazo de la naturaleza dañada en todas las zonas terrestres y marinas de la UE y alcanzar los objetivos climáticos y de biodiversidad de la UE. Según la Comisión, la nueva ley traería importantes beneficios económicos, ya que cada euro invertido generaría al menos 8 euros de beneficios.” (Que no falte el argumento económico, ¡cómo no! Aunque billetes no vamos a poder comer…Sea como sea, si convertimos este factor en un agente facilitador, ¡sea! ).
“Esta legislación responde a las expectativas de los ciudadanos en relación con la protección y la restauración de la biodiversidad, el paisaje y los océanos.”
Preocuparse por algo o alguien implica casi siempre una voluntad clara de ajustarse a la necesidad detectada. Nos empeñamos en seguir viviendo como si nada, en no querer cambiar nada. Pero esto no es posible. El cambio puede por otra parte abrirnos nuevas oportunidades y reenfoques vitales que nos ayuden a tener más salud en todos los sentidos.
“La UE debe contar con medidas de restauración de la naturaleza en vigor para 2030 que cubra al menos el 20% de sus áreas terrestres y marítimas, según el Parlamento Europeo.”
Por algo se empieza…
¿Qué relación tiene pues esta restauración de los suelos con la seguridad alimentaria?
Digamos que un cuerpo sano tiene mayor capacidad de resistir a los ataques externos.
Mientras que uno enfermo lo tiene mucho más complicado.
La tierra es un ecosistema vivo. Es un elemento, como un cuerpo, que contiene vida. Vida que se siente agotada por nuestra sobreexplotación y contaminación. En muchos lugares el suelo necesita ser reactivado para que pueda seguir existiendo más vida sobre él.
Burnout, quemado, agotado… ¿Te suenan los términos?
¿Te has sentado alguna vez así?
¿Y si hacemos un ejercicio de empatía con este otro ser vivo?
Durante años hemos arrebatado a los suelos del planeta el carbono que necesitan para estar sanos. Mientras, pretendemos que sigan manteniendo su actividad forzándolos con agroquímicos y haciendo un mal uso de recursos tan valiosos como el agua.
Esto a la larga no funciona. Pan para hoy (y además poco saludable y nutritivo) y hambre para mañana. ¿Qué sentido tiene esto?
Es necesario cambiar los modelos de producción. Nadie dice que sea fácil, pero para meter la cabeza como los avestruces, ya están ellas, ¿no crees?
Hace unos días asistí a unas jornadas sobre “Nueva Ruralidad Regenerativa”. ¡Menudo término! ¡Falta un halo de luz! (permitidme el guiño con todo el cariño). Más allá de las palabras, nos interesa el fondo. La idea de que hay que ir pensando diferente, de que hay que hacer cosas nuevas.
Lo interesante, lo esperanzador es que hay muchas personas que ya lo están haciendo. Hay muchos pequeños proyectos con raíces en el rural, o vinculadas a la tierra, trabajando de forma creativa, inteligente y nueva.
¿Es posible regenerar los suelos, devolverles el equilibrio 3M (minerales, microbiología, materia orgánica) que necesitan?
La buena noticia es que, ¡sí!
Aquí tienes algunos ejemplos cercanos que descubrí aquel día. Es solo una muestra que dice. ¡Sí se puede! Y lo mejor de todo. Con entusiasmo, con alegría vital:
https://xarxaagricola.org/living-lab-villa-san-jose/
https://rontonar.com/sostenibilidad/
¡No se vayan todavía aún hay más!
Pequeños gestos. Quédate con esto. ¡Lo cambia todo!
Fuentes:
- https://www.elconfidencial.com/medioambiente/2023-07-12/ley-restauracion-naturaleza-parlamento-europeo_3698367/
- https://www.europarl.europa.eu/news/es/press-room/20230707IPR02433/ley-de-restauracion-de-la-naturaleza-el-pe-adopta-su-mandato-de-negociacion
Libro: Sustentable Guía de restaurantes sostenibles de la Comunidad Valenciana 2023 – «Cereagricultura y cambio climático».
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