Permíteme llevar tu atención a estos dos términos.
“TADASANA”
La postura (en yoga) de la montaña. El cuerpo permanece inmóvil, recto y los pies firmes en el suelo. Nos transformamos en un elemento natural. Tadasana (en sáscrito “tada” & “asana” = postura) nos enseña a no tambalearnos ante las situaciones que nos desequilibran.
YINYÀNG 陰|陽 … ‘Oscuro-Brillante’
Yin… El lado oscuro de la montaña
Yàng … el lado soleado de la montaña
En un mismo ser, la montaña…
Como muchos ya sabéis “Yin Yang” es un principio filosófico y religioso que explica la existencia de dos fuerzas opuestas pero complementarias que son esenciales para mantener el equilibrio en el Universo.
Yin: oscuro, húmero, pesado, frío, abajo, terrestre, interno, lento, femenino, orden, débil, quietud…
Yang : luminoso, seco, ligero, caliente, arriba, celeste, externo, rápido, masculino, desorden, fuerte, movimiento…
“Según esta idea, cada ser, objeto o pensamiento posee un complemento del que depende para su existencia y que a su vez existe dentro de él mismo. De esto se deduce que nada existe en estado puro ni tampoco en absoluta quietud, sino en una continua transformación. Además, cualquier idea puede ser vista como su contraria si se la mira desde otro punto de vista. En este sentido, la categorización solo lo sería por conveniencia.”
“No existe lo inmutable, lo estático, sino que todo está cambiando continuamente, en un fluir infinito, armónico y equilibrado por las fuerzas del yin y el yang.”
Así, según el taoísmo, el yin y el yang responden a ciertos principios universales. Os dejo por aquí algunas reflexiones para digerir:
- Yin y yang son opuestos: sin embargo, no son absolutos, ya que para esta filosofía todo lo que existe es relativo. El invierno se opone al verano, pero un día de verano puede hacer frío.
- Hay yin dentro del yang, del mismo modo que hay yang dentro del yin: esto complementa el principio anterior, al afirmar que en cada una de las fuerzas está presente su opuesto, aunque sea potencialmente hablando. Una semilla bajo la tierra soportanto la crudeza del invierno, renace, florece en primavera.
- Ambas fuerzas se generan y se consumen mutuamente: cuando uno aumenta el otro disminuye pero este es un equilibrio dinámico. El crecimiento excesivo de uno fuerza al otro a concentrarse y eso lleva a una transformación, como el exceso de vapor que provoca la lluvia.
- Pueden subdividirse y transformarse infinitamente: la energía yang puede dividirse para crear energía yin y yang (y viceversa). Del mismo modo, una de las fuerzas puede transformarse en su opuesta. Lo cálido en frío con matices. Lo caliente puede arder, o puede estar templado. Lo frío puede estar helado o sencillamente fresco. La noche se transforma en día y a la vez coexisten en lados opuestos del planeta.
- Yin y yang son interdependientes: cada una de estas fuerzas necesita de la otra para existir. No hay día sin noche.
Al concepto, que podemos integrar con más o menos facilidad, tiene un conocido símbolo que se conoce como taijitu (en chino). Se trata de un diagrama representado por un círculo dividido a través de una línea no recta sino sinuosa. Los colores son opuestos, en su base, negro y blanco. Fuerzas opuestas que tienen forma de peces, cada uno con un punto del color opuesto para simbolizar la presencia de la fuerza contraria.
Nuestro gastro «taijitu» va tomando forma…
Peces que nadan creando corrientes profundas donde todo se funde…
Y fue recordando todo esto… como surgió este plato. O tal vez fue el plato el que me recordó la reflexión…
Cuando pensaba en esta crema “Yin Yang” imaginaba una crema de remolacha que se encuentra con una vichyssoise.
Esta combinación sigue resultándome sugerente pero lo cierto es que fue “escuchar” el proceso lo que me llevó a elegir una distinta. Puede que tú encuentres tu propia versión.
Había preparado una crema con remolachas locales ecológicas. Estaban espléndidas y lucían con frescura largos tallos y hojas algo ¿dañadas? por las últimas lluvias, que dejaron en ellas unas cuantas “pecas” para hacerlas únicas.
Quería intensificar este fantástico color granate rosado, ¡pura vida! Y compuse la crema con los siguientes ingredientes:
- 3 remolachas (eran pequeñas – quizá valdría con dos)
- 1 cebolla morada
- 1 zanahoria morada
- 1 diente de ajo
- 1 hojita de laurel
- Jengibre (un trocito – rallado)
- 750 ml agua
Una vez listo, sólo queda batir hasta conseguir una crema fina pero consistente.
Había dejado la crema en el frigorífico y cuando la probé fría (la cucharada de un granate intenso “calor”, convertido en una refrescante, “fría”), me gustó.
Eso sí…El sabor dulce de la crema, con un sutil toque picante (gracias al jengibre), pedía algo más…
Entonces llegó la reconversión de la primera idea…
Ví esa otra parte en blanco, un blanco más reluciente. Un sol radiante entraba por la ventana (¡gracias!) y una imagen del “Al-airan” (bebida de yogur y hierbabuena ) volvió a mi mente.
La hierbabuena del jardín está exuberante después de estos días de lluvia. Bajo las luces y sombras de las ramas del naranjo crece con vigor. Tomé una ramita, la mezclé con un poquito de agua y batí para deshacer algo más las hojas. Después añadí yogur.
Ya sólo faltaba el nexo de unión. Podría ser tal vez otra (probad lo que os seduzca) pero como ya sabéis, mi yo más mío (¡jaja!) requiere una manzana al día, así que pensé en dos opciones:
- ¿Y si añado media manzana y un poquito de canela a los ingredientes de la crema de remolacha?
- ¿Y si al servir este plato “yin yang” incorporo unos trocitos de manzana y hojas frescas de hierbabuena o menta? Incluso un hilito de AOVE.
Y hoy opté por la segunda. Fundí los polos opuestos, coroné la mezcla y disfruté de cada cucharada.
La próxima, quizá combine calor (crema de remolacha y manzana caliente) y frío (crema de yogur).
Sigamos creando y descubriendo la multitud de posibilidades de todo Yin Yang…
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